Antiguos centros psiquiátricos en México: San Hipólito
Fundado por Fray Bernardino Álvarez en 1567 y con aprobación episcopal de la órden los Hipólitos, destinado al cuidado de "enfermos, locos y desvalidos", el Hospital de San Hipólito fue oficialmente el primer hospital psiquiátrico del continente americano y el quinto a nivel mundial
Construido en un lote baldio de la actual avenida Hidalgo en Ciudad de México, el hospital pronto recibió no solo pacientes con malestares físicos provenientes de otros hospitales, sino también a todos aquellos que resultaban indeseables para los ojos de la comunidad, entre los que se encontraban los vagabundos, ancianos, huérfanos, desvalidos, pobres, y por supuesto, los dementes y melancólicos, según un documento de la época resguardado en el Archivo General de Indias, “el hospital fue creado para recoger y sustentar en él a todos los locos, inocentes y mentecaptos que hay en este Reyno y sus Provincias, de donde se traen para curarse y alimentarse y de todo lo que les es menester para su comida, vestuario y limpieza”.
Fuente: Hospitales para enfermos mentales en la Colonia, Josefina M. de Gonzalez Mariscal y Gregorio Gonzalez Mariscal, 1960
El hospital rápidamente se hizo de una mala reputación y se le empezó a conocer a la Plaza de San Fernando como la "Plaza de los endemoniados", pues durante la época colonial a las personas con enfermedades o trastornos mentales se les conocía como "endemoniados".
El lugar comenzó funcionando como un manicomio, orfanato, hospital y todo lo relacionado con el uso de la medicina. A pesar de que en la actualidad se busca que los pacientes sean tratados con dignidad y respeto, en ese entonces los enfermos eran tratados con crueldad y como experimentos.
Hoy en día se conoce que el padecimiento de aquellas personas se trataba de esquizofrenia, sin embargo en esa época a los enfermos se les amarraba a una cama y los dejaban desnudos para poder evitar que se hicieran daño, ya que no se contaba con herramientas como las camisas de fuerza.
A los trabajadores del lugar no les agrada quedarse hasta tarde y mucho menos estar solos por la noche, ya que aseguran que se sienten presencias, se escuchan cosas y en ocasiones se llegan a escuchar gritos y sollozos desgarradores.